martes, 12 de junio de 2012

Un millón de recuerdos

Hoy tuvimos una clase de otro nivel. Nunca había tenido la oportunidad de revivir todas mis experiencias, todos esos momentos que grandes o pequeños pudieron cambiar mi vida y les digo que fue sorprendente volverlos a sentir tal cual, como si fuera la primera vez. No se me confundan, ta bien que llegué un poquito tarde a la clase pero si le entré con todo al anclaje emocional. Simple y sencillamente me enamoré de mis recuerdos, me hacen saber que no todo en mi es perfecto pero que le voy a hacer ese soy yo y déjate de eso, guapo y médico jajajaja!!!

Nunca llegué a imaginar que el anclaje emocional pudiera ser una técnica empleada para poder escribir mejor o al menos escribir con pasión como mencionó Sergio hoy. Debo admitir que la técnica en un principio no funcionó como yo esperaba, en primer lugar porque tengo muchísimos recuerdos guardados que no pude enfocarme en uno precisamente y en segundo porque con todo este sentimiento mi mente voló hacia mis recuerdos, no me quedé en la tierra pensando como aplicar esa pasión, ese combustible humano en mi ensayo fue como un grito de paz y alegría en mí que no quería salir. Fue hermoso ver como caían mis recuerdos tal cual gotas de lluvia en una ventana. 

Siempre he pensado que los recuerdos se viven a diario. Jajaja han de pensar que Pep está loco, como es posible vivir un recuerdo?. Bueno tomaré como ejemplo la frase que dijo Mezqui, si en ese recuerdo que tienes había algún olor especial, alguna canción o simplemente alguien lo compartió contigo cuando vuelvas a estar en presencia de esa persona, olor o sonido tu mente será invadida por aquel momento en el te caíste, te le declaraste a tu novia o yo que sé. 

Volviendo al ejercicio de hoy, volví algunos años atrás y escenifiqué el momento en el que choqué con mis amigos. Les confieso que yo no iba manejando (claro, no hubieramos chocado jajaja) y que fui el más lastimado de todos. Se siente un estruendo enorme al momento del golpe y después un silencio aterrador y hasta el día llevo la marca de ese accidente. Mi clímax emocional llegó cuando mi papá después de regaños y enojos me abrazó tan fuerte que sentia como se me escapa el aire y me dijo: Te quiero hijo, eres todo lo que tenemos. No les cuento lo que paso después porque eso ya es parte de otros recuerdos jajaja, muy divertidos por cierto.

Ahora si como dirían por ahí, me mal viajé con lo del anclaje emocional tanto que no les escribía nada acerca de mi tema pero ustedes tranquilos y yo nervioso que ya se me ocurrirá con que otras ideas llenarlos de risas y más experiencias. 

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